martes, 20 de noviembre de 2012

Un artículo de José Manuel Estévez

He dedicado a la huelga general dos de las tres últimas entradas de este blog, motivo más que suficiente para que hubiera decido no tratar más el tema. Lo que me ha hecho cambiar de opinión es un artículo que leí  ayer en la prensa, concretamente en El correo gallego, y que firma José Manuel Estévez. Vaya por delante que ni sé quién es este señor ni tengo ganas de averiguarlo, y que en realidad el artículo no debería merecer el menor comentario para nadie que tenga el menor atisbo de criterio. No es el artículo en sí mismo lo que me interesa, sino el modo que ciertos articulistas tienen de enfocar las noticias.

Comienza el señor Estévez su comentario diciendo no hay nada más destructivo para España que una huelga. A mí, la verdad, se me ocurren unas cuantas cosas que son considerablemente más destructivas: una guerra civil, un desastre natural, el señor Rajoy... Pero a fin de cuentas se trata de una apreciación subjetiva y no la discutiré. Veamos las razones que tiene para tal afirmación.

Habla el señor Estévez de el cuantioso mobiliario urbano y enseres [...] arruinados por aquellos que adulteran el derecho constitucional a la holganza y a la manifestación. Paso por alto que, aunque efectivamente hubo incidentes, las manifestaciones fueron mayoritariamente pacíficas y que se destruye más mobiliario urbano en los botellones cualquier fin de semana. Paso también por alto el tendencioso verbo adulterar, allá el señor Estévez con su apreciación de lo que es ejercer un derecho y lo que es adulterarlo. Lo que me divierte de esta frase es que me consta que el derecho de manifestación es en efecto un derecho constitucional, pero tras repasar la Carta Magna de principio a fin no he conseguido encontrar el artículo en que se recoja el derecho a la holganza.

Contiúna el señor Estévez escribiendo sobre la inasumible cantidad de miles de millones en pérdidas que supone un día de asueto no reglado. Obviaré, porque ya escribí sobre ello en mi última entrada, lo de los imaginarios miles de millones. Concederé que considere una huelga un día de asueto (asueto: vacación por un día o una tarde, y especialmente la que se da a los estudiantes). Pero no puedo conceder la coletilla "no reglado" como si no estuviera recogido en la Constitución, y en el RDL de Relaciones de Trabajo, o como si no se hubieran regulado debidamente los servicios mínimos. ¿Qué hace falta para que este señor considere que un derecho está reglado?

Salto el insulso segundo párrafo y paso al tercero, donde dice sobre el Gobierno que a su favor tiene el apoyo de la mayoría del pueblo español. Lo justifica, como cabía esperar, en los resultados de las elecciones generales, andaluzas y gallegas. Las de Asturias no las menciona, y se le olvida que en realidad en las tres comunidades el PP perdió votos. También se le olvida, o quizá no lo sepa, que todas las encuestas indican que más del 70% de los ciudadanos no aprueban las políticas del Gobierno. La huelga y las manifestaciones deberían darle una pista, pero seguramente su fuente de información será la señora Cifuentes, que cifró la asistencia a la manifestación de Madrid en 35.000 personas. Se comprende el despiste de don José Manuel. Permitidme que omita el panegírico del señor Rajoy en que deriva el resto del tercer párrafo.

Os recomiendo encarecidamente la lectura del cuarto párrafo para quitaros de una vez ese pesimismo y llenaros de esperanza. Nuestros ministros mandan al mundo inequívocos mensajes de confianza. Mensajes que por supuesto están justificados, leyendo el párrafo me entero de que todos los indicadores habidos y por haber están mejorando. Ignoro en qué medios obtiene estos datos, pero está claro que no son los mismos sesgadamente rojos y antiespañoles en que me informo yo. O eso, o es que no vivimos en la misma España, que también podría ser.

En fin, como decía,  el artículo constituye un magnífico ejemplo de cómo se comenta una noticia, sin vaguedades, ni exageraciones ni datos no contrastados. Y en cuanto a la forma, irrreprochable, una exquisita elección de las palabras más ajustadas a lo que se pretende describir.

Como diría Forges, iridiscente.

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sábado, 17 de noviembre de 2012

El coste de la huelga

Dicen los empresarios, y con ellos la derecha, que la huelga general del día 14 supuso para la economía española una pérdida de 4000 millones de euros. Cifra, por cierto, que repiten cada vez que hay huelga general, con absoluta independencia de su seguimiento. De hecho, suelen anunciar que ese será el coste tan pronto como la huelga se convoca. Después anuncian que la huelga ha sido un fracaso, pero igualmente elevan la pérdida a 4000 millones. Vamos a examinar un poquito esa cifra.

El producto interior bruto español es, redondeando, de un billón de euros anuales. Luego el PIB de un día es más o menos de 2.700 millones. No cuadra. Excluyamos sábados, domingos y catorce festivos al año. Así sí salimos a un PIB por día laboral de unos 4.000 millones. Claro está que para eso debemos suponer que en fin de semana no trabaja absolutamente nadie, que paran todas las fábricas, cierran todos los comercios, los cines, las cafeterías, hospitales, etc. Debemos suponer también que los fines de semana se detienen las centrales eléctricas y no se produce un solo vatio de energía. Es bastante suponer pero por mí que no quede, admitámoslo.

Para que el día de la huelga la economía española perdiese 4.000 millones de euros, tendría que haber perdido la totalidad de la producción de ese día. Para eso debemos suponer que el día de la huelga no trabajó absolutamente nadie, que pararon todas las fabricas... En fin, me remito al párrafo anterior. Además, tenemos que suponer también que la pérdida es definitiva y no se recupera en los días siguientes; en realidad, que no se recupera nunca. Hay que suponer, por ejemplo, que el dentista que no puso un empaste ese día ya no lo pondrá jamás y el paciente se quedará con su muela picada el resto de su vida. Vuelve a ser bastante suponer pero por mí que no quede, admitámoslo.

No me acuse la derecha de cerrarme a sus poderosos argumentos. Al contrario, veis que hago un gran esfuerzo por creerlos. Pero ahora, admitidos los argumentos, la derecha tendrá que darme la razón a mí.

Premisas
El PIB español es de 4.0000 millones de euros por día
La economía española perdió 4.000 millones de euros a causa de la huelga

Conclusión
El seguimiento de la huelga fue del 100%

miércoles, 7 de noviembre de 2012

¿Para qué sirve una huelga?

Hoy, mientras fumaba un cigarrillo con unos compañeros, alguien preguntó si finalmente habría huelga el próximo miércoles. Me sorprendió bastante que a estas alturas haya quien todavía no sepa que la huelga está convocada, pero supongo que es normal que no todo el mundo comparta mis preocupaciones. La cuestión es que, una vez le confirmamos que la habría, nos preguntó si nosotros la secundaríamos. Eramos cuatro, incluida la compañera que hizo la pregunta.

Naturalmente yo contesté que sí. Un compañero, que secundó la anterior, contestó que aún no lo había decidido. El tercero dijo, y creo que estas fueron sus palabras textuales, que las huelgas no servían para nada. Le dije que sí, que todos los derechos de los trabajadores se consguieron con huelgas y manifestaciones, y que sin ellas no se habría logrado nada. Sospecho que no convencí a nadie, y que hay mucha gente que piensa como mi compañero. De hecho, no es la primera vez que oigo a alguien expresarse en los mismos o parecidos términos.

Lo cierto es que se equivocan, y solo hay que repasar los libros de historia para saber que es así. Con huelgas y manifestaciones se consiguió la limitación de jornadas. Con huelgas y manifestaciones se consiguió que se introdujeran medidas de seguridad e higiene en el trabajo. Con huelgas y manifestaciones se consiguió el derecho de sindicación. Con huelgas y manifestaciones se consiguieron todos y cada uno de los progresos sociales que hoy disfrutamos. No son concesiones graciosas de los poderosos, hubieron de ser conquistados por los trabajadores, a veces dejando en ello la vida.

Las huelgas y las manifestaciones no solo sirven, son el principal medio de reivindicación con que cuenta el trabajador. Si quienes nos precedieron hubieran renunciado a él, ¿dónde estaríamos? Jornadas interminables, niños trabajando en las fábricas, mujeres cobrando la mitad que los hombres por el mismo trabajo, muertos por enfermedades y accidentes evitables, ancianos, viudas y huérfanos condenados a la mendicidad, salarios de hambre, barrios enteros de barracones...

Ahora lo conseguido está en peligro. Mientras la riqueza se concentra en unas pocas manos, mientras la mayoría se empobrece cada vez más, mientras los grandes empresarios y los ricos evaden impuestos y se decretan amnistías fiscales, se recortan los derechos de los más débiles so pretexto de que no hay alternativa. Se recortan las prestaciones por desempleo mientras se bonifican las cuotas empresariales a la Seguridad Social, se incrementa el IVA mientras las SICAV tributan al 1% y se perdona a los grandes defraudadores, se recorta la sanidad pública mientras se subvenciona la privada, se introduce el repago farmacéutico, se recorta la educación pública sin dejar de subvencionar la privada, se recorta en investigación, se crean modalidades de contrato con despido libre y sin ninguna protección, se elimina todo control de los EREs para que los empresarios puedan despedir a su antojo, se recortan las indemnizaciones por despido, se despide a empleados públicos, se reforman las leyes para aplicar EREs en las Administraciones con el pretexto de reducciones de presupuesto que ellos mismos han decretado, se reforman leyes para que un tal Sheldon Adelson no pague los impuestos que los trabajadores sí han de pagar, se reducen las becas, el número de profesores, se cierran hospitales, se congelan pensiones...

No sigo porque podría pasarme el resto de la noche escribiendo. Añadid vosotros lo que queráis, seguro que se os ocurren unas cuantas cosas que me dejo en el tintero. Todo con el pretexto de una supuestamente necesaria austeridad que no es tal, que no es más que un monumental expolio, un continuo exprimir a los trabajadores cual limones para enriquecer a los ya ricos. Una gigantesca estafa.

Para evitarlo es para lo que sirve una huelga. Para eso servirá la del próximo miércoles. Seguro que no vamos a ver resultados inmediatos el jueves, como no los hemos visto aún de las huelgas pasadas. Pero servirá. Servirá como han servido antes. Servirá como han servido las protestas ciudadanas y manifestaciones para obligar al Gobierno para cambiar la ley que permite la vergüenza de los desahucios.

Servirá, no tengo duda, y por eso el dia 14 yo secundaré la huelga y acudiré a la manifestación.

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martes, 23 de octubre de 2012

El declive del PSOE

No es ninguna gran revelación decir que el PSOE está atravesando una crisis muy profunda, que se refleja en la sangría de votos que vienen sufriendo desde las elecciones municipales de mayo del año pasado. Sin embargo la pérdida de votos no es en absoluto su problema, es solo el síntoma. Los votos se pierden porque el partido ya no despierta la ilusión ni la confianza de sus antiguos votantes, y tiene que haber unas causas, que son internas. Quiero decir que no se trata de que hayan surgido otras fuerzas que despierten mayor ilusión. Aunque parte de los votos perdidos hayan ido a parar a otras formaciones, ni son nuevas ni ofrecen nada realmente novedoso. Luego los motivos no son externos, están en el propio PSOE.

Las explicaciones usuales, los escandalosos casos de corrupción, el giro en la política del expresidente Rodríguez Zapatero o el escaso carisma del señor Pérez Rubalcaba, con ser ciertas no me parecen suficientes. Todo eso no dejan de ser cuestiones accidentales que el PSOE podría superar con relativa facilidad si sus dirigentes realmente lo quisieran. El problema es que ha perdido a su electorado "natural" porque ha dejado de ser percibido como socialista y obrero. En mi humilde opinión, con motivo.

Consideremos la política seguida durante las dos legislaturas en que gobernó el señor Rodríguez Zapatero. No voy a negar, porque no es esa mi intención, lo positivo de algunas de las medidas que se aprobaron, tales como la revalorización de las pensiones o la ley de dependencia. Otras fueron de un acusado populismo electoralista, como la devolución de 400€ de IRPF. Lo importante es que, más o menos acertadas, fueron medidas que no atacaron ni por asomo los verdaderos problemas y, sobre todo, que no respondían a una filosofía socialista. Se hicieron cargo de un Estado social débil y renunciaron por completo a desarrollarlo. De nada sirve adoptar medidas aparentemente progresistas si no te dotas de los medios para sostenerlas, y el Gobierno socialista no lo hizo al no abordar ni por asomo el problema de la fiscalidad que constituye tal vez nuestra mayor debilidad.

Llegó la crisis y dejó a la vista de todo el mundo lo que antes no supimos o no quisimos ver. Que se había estado dando continuidad a la suicida política económica del anterior Gobierno del señor Aznar. Por temor al incremento del paro o por temor a las consecuencias electorales de las medidas que habrían sido necesarias (quiero creer que lo primero), no solo no atajaron sino que permitieron que continuaran inflándose las burbujas inmobiliaria y financiera. Y no lo hicieron por ignorancia sino a sabiendas, a pesar de los informes y los análisis que desde años atrás alertaban del enorme peligro. El partido que se decía socialista dejó que se desarrollara un salvaje capitalismo especulativo sin hacer nada. Y, de remate, una reforma constitucional impuesta sin diálogo ni consulta y que supone una rendición incondicional al poder económico.

Perdieron las elecciones municipales y perdieron las elecciones generales de manera contundente. Era el momento de la autocrítica, de analizar por qué su electorado les volvía la espalda y poner el remedio; pero no lo hicieron. Creyeron resolver su crisis con un cambio en la cúpula dirigente que no cambiaba nada en la filosofía del partido. Escondieron al expresidente debajo de la alfombra en la esperanza de que se olvidarían sus pecados, pero se olvidaron del pecado mayor que no iba a ser olvidado: su renuncia al socialismo.

Y si el PSOE ya no es un partido socialista ¿qué es entonces? Nada. Soy consciente de lo que digo, y no voy a decir eso de que ahora es un partido de derechas. No lo es, pero tampoco es ya de izquierdas. No es más que un espectro que vaga en busca de un poder que no sabe para qué quiere, alimentándose del miedo a la derecha para no desaparecer.

Ppor si alguien se llama a engaño, añadiré que ni pretendo hacer escarnio ni soy de los que se alegran de esta situación. Al contrario, lo digo con pena. Yo votaría contento a un PSOE que tuviera un modelo de Estado digno de sus siglas. Pero no lo tiene, ni creo que tenga modelo de Estado en absoluto.

Si el PSOE ha de recuperar el lugar que durante tantos años le ha correspondido en la política española, necesita un nuevo proyecto. No lo va a lograr con lavados de cara, ni con componendas ni parches, ni con oposiciones tan responsables que no parecen ni oposiciones. Necesita ofrecer un proyecto nuevo, global y coherente, sólidamente fundado en los principios de la democracia, la solidaridad y la justicia social. Necesita convencer con algo más que palabras de que no sólo se pondrá freno a la regresión democrática y la deriva neoliberal, sino que se va a emprender con decisión el camino que nos lleve a un Estado social, democrático y de derecho real, y no solo nominal.

Dudo mucho, para ser sincero, que tal cambio llegue de la mano de sus actuales dirigentes. Creo que si no lo impulsan los militantes de base, no se producirá. También podría ocurrir, y tal vez esto sea lo peor, que el PSOE recupere su posición sin que ese cambio se produzca; simplemente porque las consecuencias de las políticas del Partido Popular hagan que las del PSOE parezcan buenas por comparación. Eso me parecería terrible, porque convertiría al PSOE en una simple pieza de un poder sin alma.

Por todo esto espero que los más recientes desastres electorales del PSOE sirvan, esta vez sí, de auténtico revulsivo y no se vuelvan a saldar en un cambio de caras para que todo siga igual.

lunes, 22 de octubre de 2012

Sobre las elecciones en Galicia

Naturalmente empezaré por felicitar a los vencedores. Quiero decir a los candidatos, a los electores no sé si darles la enhorabuena porque no creo que el resultado sea bueno para ellos ni para nadie que no sea neoliberal. Y me resisto a creer que todos los que han votado al Partido Popular sean neoliberales. Dicho esto, entro en materia. Y comienzo con lo de siempre, pesadiño que soy. Una vez más el sistema electoral con sus circunscripcíones, su límite de votos del 5% y su sistema d'Hondt falsea la voluntad real de los gallegos. Si el sistema fuera realmente proporcional la distribución de escaños sería muy distinta, como muestra la siguiente tabla. Observaréis que entre los escaños asignados proporcionalmente suman 74, debido a los redondeos. El escaño que falta sería en principio para PACMA.


Lo primero que llama la atención es que el PP no debería estar tres escaños por encima de la mayoría absoluta, sino tres por debajo, y que el batacazo del PSOE tendría que ser aún mayor. Más importante quizá es que hay cuatro o cinco partidos que deberían tener representación parlamentaria porque así lo quieren los ciudadanos, y no la tienen porque lo impide el sistema electoral. Hay 76.297 ciudadanos gallegos a los que simplemente les han robado el voto. Al igual que se lo han robado "parcialmente" a los votantes de AGE y BNG, que tienen menos representación de la que les correspondería en un sistema verdaderamente democrático.

Otro dato a considerar es la abstención, que ha sido del 36,2%. Desde luego es un nivel de abstención alto, siempre es malo que más de un tercio de los ciudadanos decidan no ejercer su derecho al voto. Es un síntoma de la escasa ilusión que despiertan los partidos políticos. Sin embargo no ha sido tan alta como yo temía.  Es verdad que se ha incrementado con respecto a las dos convocatorias anteriores, pero si miramos más atrás, vemos que la abstención en las elecciones autonómicas gallegas nunca a bajado del 35,8%, y en tres de nueve ocasiones ha superado el 40%.  Desde luego sigue siendo un dato malo, pero es crónicamente malo por decirlo así. Y eso es aún peor porque significa que es algo más que un desencanto coyuntural.

También es importante señalar que de las cuatro fuerzas que obtienen escaños, tres pierden votos. El desastre es particularmente grave en el PSOE, pero los 41 diputados del Partido Popular no pueden ocultar que aún aumentado su representación, también pierde un número importante de votos. Hace cuatro años obtuvieron 789.427, lo que significa que han perdido nada menos que 135.493. Eso supone un descenso del 17,16% o, lo que es lo mismo, que uno de cada seis de sus antiguos electores han decidido no votarles esta vez. El incremento en el número de escaños no se debe, como ha dicho la señora Cospedal, a que los gallegos aprueben la gestión del señor Feijoó, sino a la magnitud del descalabro de PSOE y BNG.

Por último me gustaría comentar brevemente el notable éxito de Alternativa Galega de Esquerdas, porque muchos analistas lo están atribuyendo al carisma personal de Xosé Manuel Beiras, y yo no creo que sea así. Incluso creo que hubo gente que votó a esta coalición a pesar del señor Beiras, dicho sea con todo el respeto a un hombre al que no se pueden negar su honestidad y valía intelectual.

Esta formación engloba a Esqueda Unida, Equo y Anova. Estoy seguro de que los votantes de EU y Equo no han votado AGE por Beiras. En cuanto a Anova, partido escindido del BNG, yo creo que sus simpatizantes habrían votado igualmente a AGE sin Beiras. Alternativa Galega ha recogido en realidad, además del voto de EU y Equo, el voto descontento de PSOE y BNG. Pero sobre todo creo que su ascenso se debe a que es la única formación que ha sabido despertar ilusión. De no ser así, de ser como algunos dicen sólo un voto de desencanto o de castigo, esos doscientos mil votos se habrían perdido, yendo a engrosar la abstención.

Y termino como empecé, felicitando a los ganadores aunque crea que el resultado será malo para todos. Espero que en los próximos años el señor Feijoo demuestre que me equivoco.

domingo, 14 de octubre de 2012

Voto en branco e abstención

Queda unha semana para as eleccións en Galicia e as enquisas din que o PP vai obter outra maioría absoluta, como sempre de escanos, que non de votos. Máis ainda, parece que van obter un ou dous escanos máis que na pasada lexislatura a pesares de que non gañan votos; de feito vannos perder, aínda que poucos. Din tamén as enquisas que Alternativa Galega pode entrar no parlamento con catro ou cinco escanos, e que a abstención vai aumentar ata case o 42%.

Non fai falla ser un xenio para saber que todos estes feitos están relacionados entre sí. Os votos de Alternativa Galega proceden, ademáis dos votantes de Esquerda Unida, dos descontentos do PSOE e, en menor medida, do BNG. E se o PP vai gañar escanos perdendo votos é porque medra a abstención, que se vai producir sobre todo entre os que nas pasadas eleccións votaron ó PSOE. A abstención e o voto en branco xogan un papel importante nesta convocatoria.

O voto en branco non é neutro, convén telo en conta. Sabemos que para obter un escano no Parlamento se esixe acadar o 5% dos votos válidos da circunscripción, e o voto en branco conta como voto válido. Isto é moi importante para os partidos que bordean este límite. No caso destas eleccións para Alternativa Galega, especialmente na provincia de Ourense, donde as enquisas anuncian que terá o 4,4%, e pode que na de Lugo, donde se sitúa no 6,7%. Votar en branco é, por suposto, unha opción perfectamente lexítima, pero convén saber cómo afecta ó resultado. Adóitase dicir que votar en branco expresa que non te convence ningún partido, e certamente non é votar a favor de ningún. Pero neste caso, debido ó sistema electoral, é votar en contra dunha formación concreta.

Outra cousa é a abstención, que a priori sí é neutra xa que non conta de ningún xeito, como tampouco o voto nulo. Pero tamén nisto hai un feito a ter en conta. A abstención apenas vai afectar ó Partido Popular, que ten un electorado moi fiel. Son os antigos votantes do BNG e, sobre todo do PSOE os que non van ir votar. Son votos de esquerda, non de dereita, os que se perden; de ahí que a dereita gañe escanos sin gañar un só voto. Non é que non o entenda, comprendo ben o desencanto e a decepción. Pero expresar ese desencanto co PSOE regalándolle outra maioría absoluta ó PP non me parece a cousa máis lóxica do mundo. A abstención, tal como están as cousas, é votar por catro anos máis do mesmo. Catro anos máis de pecha-los oídos ó pobo e facer o que lles pete porque "os cidadáns deronnos a súa confianza". Catro anos máis de recortar salarios, prestacións e pensións para pagar a especuladores porque "é o que hai que facer". Catro anos de desmantelar o público para dar negocio privado. E cando rematen eses catro anos pode que xa non teñamos Estado de benestar polo que loitar.

Sei que tamén hai xente que se vai abster por convicción e non por desencanto. Xente que pensa que este sistema non é democrático e que, se medra moito a abstención, se deslexitima e terá que haber cambios. Non quixera faltarlle ó respeto a ninguén, pero na miña opinión están a soñar. Os grandes partidos teñen un "fondo" de votos fieis, e con iso abóndalles. O exemplo o podemos ter nos Estados Unidos, onde a participación chegóu a caer por debaixo do 50% e non pasou nada. Ninguén se sentíu deslexitimado, ningúen renunciou ó poder, ningúen dixo que o sistema non funcionara nin que houbera que reformalo. ¿De verdade pensa alguén que os partidos que deseñaron o sistema para garanti-las súas maiorías van renunciar a él? Aferraránse ós seus sillóns como as lapas á pedra e cambiarán cantas leis faga falla para reprimi-las protestas. ¿Acaso non o estamos vendo xa?

Se desbotamos á violencia, para cambiar ó sistema non hai outra que facelo polos seus propios cauces, votando a quenes queren cambialo porque teñen algo que gañar co cambio. Dáme igual que sexan de esquerda, como Alternativa Galega, ou de dereita como UPyD. Non vale queixarse de que a política é unha farsa e cruzar os brazos coma se non fora con nós. Como dixen nunha das primeiras entradas deste blogue, para que haxa democracia se teñen que dar dúas condicións: que os cidadás podan participar na vida política e que realmente o fagan, e se o pobo non exerce a súa soberanía outros a exercerán por él.

Estou tan desencantado cos partidos como calquera, pero non me vou dar por derrotado. Non vou deixar, na pequena medida en que poda evitalo, que por fartazgo manteñan un poder absoluto os mesmos que nos levaron onde estamos. Nin que gobernen outros catro anos os mesmos que, enchéndose a boca de grandes palabras, lamen o cú do poder económico e deixan ós cidadáns que os elixiron ó pé dos cabalos.

viernes, 12 de octubre de 2012

Ninguneo informativo

Estes días, vendo cómo se informa da campaña electoral galega nas distntas canles de televisión, decatéime de dúas cousas. Unha, anecdótica, é que os señores Feijoo e Vázquez no falan demasiado ben a lingua galega. A outra é que se un se informa só na televisión podería chegar a conclusión de a estas eleccións concorren tan só tres partidos. Se amosan imaxes dos actos dos líderes do PP, do PSOE e do BNG, pero é moi raro que se mencionen sequera os actos dos restantes partidos.

Penso que non é unha cuestión menor. O distinto trato nos medios de comunicación non só se traduce en distinto grao de coñecemento polos cidadáns, tamén é unha mensaxe ímplicita que vai calando na cidadanía: que só hai tres alternativas reais e que votar a calquera outro partido só pode ser un acto simbólico ou un voto de castigo ós tres "importantes". Doutro xeito: que só hai tres partidos que conten. Na miña opinión isto é manipular a opinión pública e falsear as eleccións, porque a información non se manipula só polo que se dí, tamén polo que non se dí.

Non teño nada que dicir no caso das canles de televisión privadas, aínda que fixeran propaganda aberta dun partido (e algunhas a fan), están no seu dereito. Son os propietarios ou accionistas quenes deben definir a súa liña. Pero as canles públicas pertencen a todos, están ou deberan estar ó servizo dos cidadáns e non dos políticos, e a súa obriga e informar de xeito imparcial. Os actos dun partido non son nin máis nin menos importantes que os de de calquera outro, sexa cal sexa a representación que hoxe teñan ou non teñan no Parlamento. En cada convocatoria electoral os medios públicos deberan actuar como se ningún deles a tivera.

Chama especialmente a miña atención o auténtico ninguneo que se lle fai a Alternativa Galega porque, aínda admitindo que haxa algunha xustificación para a diferencia de trato, omitir a información sobre esta coalición xa rebasa calquera límite, xa que non é una formación testimonial nin moito menos. Non só porque forma parte dela Esquerda Unida, que é un partido consolidado e con implantación, ou porque o seu cabeza de lista sexa Xosé Manuel Beiras, que é un político de recoñecida traxectoria. Tamén, e sobre todo, porque as enquisas indican que podería acadar catro ou cinco escanos a pesares do inxusto límite do cinco por cento dos votos. É a carta forza en liza, con posibilidades máis que reais de obter representación e romper co "acaparamento" do Parlamento. ¿Iso non é noticia? Omitilo nos informativos, silenciar os seus actos electorais como se non contaran para nada é manipular a información.

Sei ben que hai leis que regulan o espazo que as canles del televisión públicas adican a cada partido. Non digo que non sexa legal, digo que non é democrático. Que estas eleccións están sendo u bo exemplo que esas leis se fixeron para servir a certos partidos políticos, e non para servir ós cidadáns.

Pode que algúen pense que esta entrada tamén é propaganda dun partido, e pode que teña razón. Pero eu escribo unha bitácora persoal, non dirixo un medio público. E a título persoal chámovos a ter en conta todas as opcións.

lunes, 1 de octubre de 2012

La herencia de Rajoy

Lo siento, pero estoy ya más que harto de la insistencia del señor Rajoy y sus ministros de echarle la culpa de todo al Gobierno anterior, de hablar una y otra vez de la herencia recibida. Porque si no es mentira es una verdad a medias imperdonable en cualquier responsable de gobierno, pero más aún en quien prometió solemnemente decir siempre la verdad.

El señor Rajoy se olvida siempre, muy convenientemente, de mencionar también la herencia igualmente grave de su predecesor Don José María Aznar y sus ministros, que fueron quienes crearon la burbuja inmobiliaria y permitieron el monstruoso endeudamiento de las entidades financieras, cerrando los ojos a sus peligrosas prácticas.

Pero el señor Rajoy se olvida, sobre todo, de su propia herencia. Se olvida el señor Rajoy de que fue diputado y líder de la oposición durante la etapa de gobierno con que ahora lo justifica todo. Y como tal diputado y líder le correspondía la responsabilidad de controlar la acción del Gobierno. Así lo manda el artículo 66.2 de la Constitución:

Las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuya la Constitución.
Entre esas demás competencias atribuidas por la Constitución, está la recogida en el artículo 113.1:
El Congreso de los Diputados puede exigir la responsabilidad política del Gobierno mediante la adopción por mayoría absoluta de la moción de censura.
Dice también el artículo 110.1:
Las Cámaras y sus Comisiones pueden reclamar la presencia de los miembros del Gobierno.
Y el 111.1 dice:
El Gobierno y cada uno de sus miembros están sometidos a las interpelaciones y preguntas que se le formulen en las Cámaras.
¿Dónde estuvo pues el control de la acción del Gobierno que el señor Rajoy hubiera debido ejercer? Como líder del principal partido de la oposición era su responsabilidad y su deber. Era responsabilidad suya informarse del verdadero estado del sistema financiero, de los riesgos que entrañaba la gigantesca burbuja inmobiliaria. Era su responsabilidad exigir al Gobierno la información y las explicaciones y, en su caso, hacer las propuestas oportunas. ¿Por qué no propuso en su día ni una sola de las medidas que ahora adopta? ¿Por qué afirmó, muy por el contrario, que no adoptaría ninguna de esas medidas? La única respuesta que encuentro es que no convenía a sus intereses electorales.

Más aún, durante años estuvo afrirmando que el problema de España era la desconfianza que, según él, generaba el Gobierno. Durante años se hartó de repetir que todo era culpa de un Gobierno que lo hacía todo mal. Llegó al punto de afirmar sin rubor que el mero anuncio de convocatoria de elecciones generaría tanta confianza que por sí solo haría que empezasen a solucionarse nuestros problemas. Y yo me pregunto por qué, si tan convencido estaba de ello, no planteó jamás una moción de censura. Y la única respuesta que encuentro es que no convenía a sus intereses electorales.

Pagamos la herencia de las equivocadas políticas del señor Rodríguez Zapatero, no se puede negar. Pagamos también la herencia de la dejación de funciones los diputados de la oposición, y tampoco esto se puede negar. Pagamos también la herencia del señor Mariano Rajoy.

jueves, 20 de septiembre de 2012

445.568 políticos

Hace cuatro meses publiqué en este blog la entrada ¿Cuántos políticos tenemos?, sobre el bulo que circula por internet según el cual hay nada menos que 445.568 políticos en España. Hoy, curioseando por la red, he visto que sigue siendo reproducido continuamente y dado por bueno. Desde luego no pensaba que mi modesta entrada en mi desconocido blog fuera a cambiar nada y seguramente no debería sorprenderme, pero el caso es que sí me sorprende que una información tan evidentemente falsa siga siendo aceptada con tanta facilidad. Quizá merezca la pena ver con un poco más de detenimiento la tabla tal como se publicó en El aguijón, que parece ser el origen del bulo. No repetiré lo sospechosamente vago que es con respecto a la fuente, un supuesto informe que no se reproduce y cuyos autores no se citan, ni lo extraño que resulta que la Presidencia del Gobierno necesite encargar un estudio para eso. Vayamos a las cifras.

Ya en la primera línea nos encontramos con que 350 diputados y 266 senadores no suman 650 sino 616. Tan grosero redondeo contrasta ciertamente con la exactitud del dato final: 445.568, ni uno más ni uno menos.

En el Tribunal de Cuentas hay, según la tabla, 120 políticos. Basta entrar en la página del propio Tribunal para saber que los consejeros son doce. El resto de personas que allí prestan sus servicios son empleados públicos, funcionarios o laborales.

Llamativa es la cifra de 900 "defensores del pueblo, menor, mujer, etc".  Para llegar a semejante cifra tendría que haber cincuenta defensores del pueblo o similares en cada comunidad autónoma. Admito que no tengo ni idea de cuántos hay, pero suponiendo que cada comunidad tenga un defensor del pueblo, uno del menor, uno de la mujer y uno del ex-alcohólico anónimo, no alcanzaríamos ni la décima parte de esos 900.

Resulta casi gracioso que se incluyan 1600 "políticos con pensión". Si tienen una pensión  (se entiende que por haber ejercido un cargo político) será porque ya no lo ejercen, digo yo.

Este grosero inflado de cifras es, pese a todo, pecata minuta. Veamos las cifras gruesas, por ejemplo, los 65.130 liberados sindicales. ¿Cómo se ha obtenido esta cifra? Dice el aguijón: se ha analizado las bolsas de horas sindicales y liberados que reflejan los convenios colectivos. Es decir, todo representante de los trabajadores que tenga el crédito de horas para tareas de representación que reconoce el Estatuto de los Trabajadores está siendo computado como político, y ello con independencia de que realmente esté liberado o no. Por ejemplo,  todas las empresas entre diez y treinta trabajadores deben tener un delegado de personal. Por pura lógica sabemos que no están liberados, ya que no tienen otros representantes con los que acumular sus horas. Más aún, muchos de ellos ni siquiera están afiliados a un sindicato. A pesar de ello y de que no cobran un céntimo de las arcas públicas están siendo computados en la tabla. ¿Por qué? Dice también El aguijón que se computan puesto que realizan funciones de organización política de Estado. Ya ves, querido lector, representar ante el empresario a tus compañeros de trabajo es organizar políticamente el Estado. Sorprende que no se haya incluido un apartado para los delegados de curso de tercero de primaria.

Veamos la cifra más gorda de todas: 131.250 "políticos empleados en empresas públicas o con participación estatal". ¿Cuántas empresas públicas hay en España? Es difícil saberlo, pero seamos generosos y digamos que cinco mil. Extrayendo datos de la EPA y del Registro Central de Personal de la Administración resulta que en ellas pueden trabajar, tirando por lo alto, medio millón de personas. Más de la cuarta parte de ellas serían políticos según la dichosa tabla. Sospecho por tanto que el jefe de taller de plomeros de Navantia Cartagena es un político.

En fin, no continúo, creo que como muestra es suficiente. Ahora me parece que dedicaré un rato a adivinar en qué punto de la tabla estaré incluido. No hay línea de "autores de blogs", pero seguro que alguna razón para catalogarme como político tendrá que haber.

P.S.: Es curioso, acabo de caer en la cuenta de que la tabla no incluye al Presidente del Gobierno, ni a los ministros, ni a los presidentes y consejeros autonómicos. No es posible que los autores de tan sesudo y exhaustivo estudio se hayan olvidado, así que no deben de ser políticos.

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¿Cuántos políticos tenemos?

martes, 11 de septiembre de 2012

El recorte en las prestaciones por desempleo

Supongo que todos recordaremos que durante la campaña electoral, y particularmente durante el debate televisado, el señor Pérez Rubalcaba preguntó en varias ocasiones al hoy presidente del Gobierno si recortaría las prestaciones por desempleo. Recordaremos también que éste se limitó a contestar con evasivas y vagas referencias al modelo austríaco, afirmando que no bajaría las prestaciones. Pues bien, desde mediados de julio tenemos la respuesta; no hay tal cambio al modelo austríaco y sí, una vez más, lo que el Sr. Rajoy dijo que no haría: un recorte de las prestaciones. Y bastante importante.

Se recorta en primer lugar la prestación contributiva, es decir el paro "normal". Hasta ahora su cuantía bruta a partir del séptimo mes era el 60% de la base de cotización, pasando ahora a ser el 50%. Es de notar que, aunque en puntos sobre la base la reducción parezca del 10%, realmente es el 16,67% (50x100/60). Esto, repito, a partir del séptimo mes, pero además ahora el trabajador asume la totalidad de la cotización a la Seguridad Social, cuando antes el Inem asumía el 35%. Esto supone un recorte adicional de aproximadamente el 1,65% durante toda la duración de la prestación.

Pero no se recorta solamente la prestación contributiva, también los subsidios. Para empezar se elimina sin más el subsidio especial para desempleados mayores de 45 años que agotasen una prestación de dos años, y que suponía para quienes reunían los requisitos 426 euros durante seis meses.

Un recorte importante es el del subsidio para mayores de 52 años, que ahora pasa a ser para mayores de 55 años.Se endurecen por tanto los requisitos, pero eso no es lo peor. Antes este subsidio se concedía hasta la edad ordinaria de jubilación, pasando ahora a concederse hasta la primera edad en que el trabajador pueda jubilarse. Es muy importante observar que con esto no solo se recorta el subsidio, dado que la jubilación anticipada supone reducciones en la pensión (un 8% por año si no me falla la memoria) se están recortando indirectamente las pensiones. Además, por las características especiales de los trabajadores que lo perciben, este subsidio es el único que cotiza para la jubilación. Hasta ahora la cotización era por el 125% de la base mínima, pasando ahora a cotizar por el 100%. Eso es otro recorte indirecto en las pensiones de jubilación.

Otro recorte más, común para todos los subsidios. Hasta ahora su cuantía era el 80% del IPREM, es decir 426 euros para este año. Ahora, cuando el derecho se origine por pérdida de un trabajo a tiempo parcial, la cuantía se reduce proporcionalmente a la jornada. Es decir, una persona cuyo último trabajo fuese por ejemplo de veinte horas semanales cobrará 213 euros de subsidio, en lugar de 426.

No nos quedamos ahí. No solamente se recortan la prestación contributiva y los subsidios. También se endurecen los requisitos de acceso a la Renta Activa de Inserción. Esta es una prestación que, con determinados requisitos, podían y pueden percibir los desempleados de larga duración mayores de 45 o con minusvalía del 33%, las víctimas de violencia de género y los emigrantes retornados. A los requisitos que ya tenía se añade uno más: haber agotado previamente una prestación contributiva o un subsidio. Eso excluye a un cierto número de personas que con la normativa anterior la hubieran podido percibir.

No se vayan todavía, aún hay más. Nos queda el Plan Prepara. Esta subvención (porque es subvención y no prestación) fue creada en febrero para sustituir al anterior Prodi, creado por el Gobierno Zapatero con motivo de la crisis. En mi modesta opinión, la creación del Prodi ya fue una chapuza, y cada una de las dos reformas que sufrió fue más chapucera que la anterior. Creí sinceramente que su sustitución por el Prepara era la chapuza definitiva, pero me equivoqué, tratándose de chapuzas nuestros políticos no conocen límites. Si el hecho de que sea una subvención y no una prestación ya es para mí bastante incomprensible, el amasijo de competencias de distintas administraciones lo convierten en un galitmatías indescifrable para cualquier desempleado que no sea doctor en derecho (y aún éstos deben de tener dificultades). Para poner la guinda ahora se añade el requisito de acreditar acciones de búsqueda activa de empleo durante treinta días, lo que quizá no sería objetable si se hubiera establecido la forma de tal acreditación, lo que no se ha hecho pese a que la nueva norma se aplica con efectos del 16 de agosto. La guinda de la guinda es volver (y digo volver porque ya se hizo con el prodi) a considerar a los padres como miembros de la unidad familiar a efectos del requisito de rentas familiares. Bonita opción: volver con los padres y no cobrar nada o vivir con 399 euros.

Aún hay algún recorte más que omito por no hacer esta entrada demasiado larga y farragosa. En resumen, y aunque alguna de estas medidas considerada aisladamente pudiera ser más o menos discutible, en conjunto se recortan de forma muy considerable las prestaciones por desempleo y, de forma indirecta y a la chita callando, las pensiones de jubilación. Una vez más, y so pretexto del sacrosanto objetivo de déficit, se exige a las víctimas pagar lo que no pagarán los culpables. Y mientras tanto leo en la prensa de ayer que con la ya de por sí injusta y vergonzosa amnistía fiscal solo se ha recaudado hasta ahora el 5% de lo previsto, sin que el señor Montoro se haya dignado, que yo sepa, siquiera mencionarlo.

Si habéis leído algunas de las entradas anteriores de este blog ya sabréis cuál es mi opinión sobre todo esto. Socialmente es una terrible injusticia y económicamente una monumental estupidez. ¿Qué más puedo añadir? Nada que no haya expresado ya, y magníficamente, la todavía diputada señora Andrea Fabra.

miércoles, 29 de agosto de 2012

En la república de Absurdistán

Ayer hice un pequeño viaje hasta la república naranjera de Absurdistán. Viajar a este pequeño y desconocido país es fácil: no hace falta pasaporte, ni documentación, ni transporte ni alojamiento. En realidad, se puede viajar allí en cualquier momento sin necesidad de salir de casa., solo hay que coger el tren de la imaginación.

Fui hasta allí para informarme de la posibilidad de comenzar un negocio en el país. Para eso necesitaba contratar a cuatro directivos y cincuenta peones, por lo que me dirigí al servicio de colocación local. Allí me informaron de que no habría ningún problema con respecto a los cincuenta peones, podía contratar a los que quisiera, pagarles el salario mínimo, y despedirlos en cualquier momento sin consecuencias. Pero los directivos eran otra cosa.

Resulta que, según las leyes del país, para contratar a las cuatro personas que habrían de dirigir mi negocio debía dirigirme a unas empresas especializadas. Aunque había muchas, acudí solamente a las dos más importantes, Pesóle y Pipí. En Pesóle me ofrecieron una lista de cuatro candidatos: Adela, Blas, Carlos y Diana. Tras algunas averiguaciones, resultó que Carlos no tenía ninguna cualificación y Diana estaba acusada de haber robado en su empresa anterior. Naturalmente dije que solo me interesaba contratar a Adela y Blas.

- No puede ser, -dijo el empleado- tiene usted que contratarlos a los cuatro o a ninguno.

Naturalmente me dirigí entonces a Pipí. Igualmente me ofrecieron una lista de cuatro candidatos, de los que solo dos me convencían. Expliqué que si había venido a Pipí era porque me habían puesto la misma pega en Pesóle, y que si tampoco me daban más opciones me iría a Ihú, la tercera empresa especializada.

- No se moleste, -dijo displicente el empelado- tampoco le darán más opciones. Es así por ley.

Esto me pareció tan extraño que decidí consultar con un abogado laboralista. Pensaba sinceramente que me estaban tomando el pelo, no podía ser.

- No le toman el pelo, -dijo el abogado- para el personal directivo la ley le obliga a contratar en bloque a todos los candidatos de una empresa intermediaria.

- Bueno, -pensé en voz alta- entonces contrato una lista y a los que no me convenzan los despido.

- No puede -dijo el abogado moviendo enérgicamente la cabeza a un lado y otro- una vez contratados la ley le obliga a mantenerlos en la empresa durante cuatro años.

- ¿Aunque dirijan mal la empresa?

- Aunque la lleven a la ruina.

- Y si no les renuevo a los cuatro años ¿tendré que pagarles alguna indemnización?

- Tendrá que pagarles una pensión vitalicia.

A estas alturas ya me estaba pareciendo que no valdría la pena abrir el negocio en Absurdistán, pero todavía insistí un poco más.

- ¿Podría usted facilitarme unas tablas salariales de referencia para saber cuánto tendría que pagarles?

Esta vez el sorprendido fue el abogado. Imposible describir su cara de perplejidad.

- ¿Tablas salariales? -preguntó- ¡El sueldo se lo pondrán ellos mismos después de que los haya contratado!

No insistí más y abandoné inmediatamente Absurdistán. ¡Qué país de opereta! ¡Pobres absurdistaníes! Menos mal que yo tengo la suerte de vivir en un país avanzado, justo y democrático donde tales cosas nunca podría ocurrir.

domingo, 5 de agosto de 2012

Sobre los funcionarios

Los medios de comunicación se han hecho eco estos días de la destitución de la Jefa de la Inspección Provincial de Trabajo de Toledo, Noelia Cano Martínez, a petición del Delegado del Gobierno en la Comunidad, Jesús Labrador. Esto ha provocado la protesta de la plantilla de subinspectores que, según parece, han remitido al Ministerio de Trabajo un escrito donde afirman que la destitución obedece a razones políticas por haber expedientado la señora Cano a una empresa propiedad de un pariente cercano de un alto cargo del Partido Popular. A esto a contestado el señor Labrador que es un puesto de libre designación y por lo tanto "está clara la cuestión".

Esto me da pie para hablar del tema de la estabilidad en el empleo de los funcionarios. Porque efectivamente la cuestión  está clara, lo que no lo está es por qué una jefatura provincial de la Inspección de Trabajo es de libre designación. Estamos demasiado acostumbrados a pensar en los funcionarios públicos como unos privilegiados a los que no se puede despedir y por ello no dan un palo al agua. El célebre artículo de Mariano José de Larra "Vuelva usted mañana" está muy arraigado en nuestra cultura.

Hagamos primero una observación que no creo menor. No es cierto que a los funcionarios no se les pueda despedir. Existe un régimen disciplinario con su correspondiente previsión de faltas y sanciones, que pueden ir de la simple amonestación a la separación del servicio, equivalente del despido en la administración. Que este régimen se aplique o no con el debido rigor es cuestión aparte. El hecho es que a los funcionarios sí se les puede despedir, pero no sin una causa justificada. Mi humilde opinión es que, lejos de pedir que se retire esta seguridad a los funcionarios, deberíamos exigir que la tenga todo el mundo.

Por otra parte, la estabilidad de que disfrutan los funcionarios no es un privilegio. Y no lo es en dos sentidos. Primero porque un privilegio, por definición, es una excepción o un beneficio que se concede a alguien en razón de sus circunstancias personales y que a los demás les está vedado. A la función  pública se accede mediante libre oposición a la que todo el mundo puede concurrir en igualdad de condiciones. No hay por tanto tal privilegio.

Hay además otra razón, que es el motivo de esta entrada, por la que no debemos entender la estabilidad de los funcionarios como un privilegio, y es que no se estableció caprichosamente sino como una garantía para los ciudadanos. Una garantía de independencia frente al poder político. Cuando esta garantía no existía, cada cambio de gobierno significaba la destitución de los funcionarios contratados por el anterior, los tristemente famosos "cesantes", y la contratación de otros amigos o afines al nuevo poder. En consecuencia, el empleado tenía muchísimo más interés en servir y mantener en el poder a quien le contrataba y podía despedir que en servir al ciudadano. Para entender a dónde conducía esto no es mala idea releer el célebre artículo de Larra o la excelente novela "Miau" de Benito Pérez Galdós.

El mejor antídoto para que aquello no se repita es precisamente que el empleado público tenga la seguridad de no poder ser cesado si hace su trabajo correctamente y no ha cometido ninguna falta. En otras palabras, que sea independiente del poder político y no pueda ser despedido por no someterse a él y servir al ciudadano. Los puestos de libre designación, los popularmente llamados "a dedo", también tienen su razón de existir pero deberían limitarse estrictamente a lo que realmente son puestos "de confianza" y regularse cuidadosamente. De lo contrario ocurre lo que viene ocurriendo desde hace años, que se usa y abusa de este sistema y que estos puestos proliferan como la mala hierba porque el funcionario independiente estorba al político.

Lo que me lleva a la pregunta que hice antes. ¿Está justificado que una jefatura provincial de la Inspección de Trabajo sea de libre designación? Yo creo que no. Al contrario, creo que es un magnífico ejemplo del tipo de puesto que jamás debería proveerse por este sistema. Y por eso me preocupa que tanta gente clame por que se pueda despedir libremente a los funcionarios en aras de una supuesta eficiencia (tema éste para otra entrada). Porque eso nos puede devolver a los tiempos de Larra y a que casos como el de Toledo se conviertan en la norma cotidiana.

Le doy pues la razón a don Jesús Labrador. La cuestión está meridianamente clara.


martes, 17 de julio de 2012

Una lucha idelogógica

Vengo diciendo desde que comencé este blog, y lo voy a repetir hoy, que no estamos asistiendo a una crisis coyuntural, ni siquiera una crisis cíclica. No podemos pensar que tras unos años de apretarnos el cinturón todo volverá a ser como antes, porque no va a ser así. Un ejemplo bien claro lo tenemos en el anuncio de privatizaciones en los transportes ferroviarios, portuarios y aeroportuarios. No volverán a ser públicos, al menos durante muchos años. El grave deterioro de la sanidad y la educación públicas tampoco se van a revertir en mucho tiempo. Y al menos yo tengo pocas dudas de que el sistema público de pensiones seguirá el mismo camino, que ha iniciado ya.

Hay un hecho sobre el que nunca se llamará suficientemente la atención. Los mismos que dicen que todas estas medidas son necesarias y sirven para sentar las bases del crecimiento y la generación de empleo, nunca han explicado cómo, por qué misterioso mecanismo se generará ese empleo. No lo hacen porque saben que no es verdad. El crecimiento que siga a estas medidas benefeciará tan solo al gran empresario. No se va a generar empleo, los trabajadores no van a recuperar sus derechos, ni se va a restablecer el Estado social.  Caminamos hacia un modelo de desigualdades, con servicios privados de calidad para la minoría, y servicios públicos, cuando los haya, de ínfima calidad para los demás. Un modelo neoliberal.

No está de más recordar que la principal causa en la generación de la crisis fue la desregulación del sistema financiero y la generación de gigantescas burbujas especulativas que se trasladaron del sistema financiero a la economía productiva, incluidos sectores tan sensibles como el agroalimentario. Y no solo no se ha hecho absolutamente nada para reconducir el sistema financiero sino que se recorta y destruye lo que haga falta para sostenerlo.

La realidad es que la crisis económica está siendo utilizada como coartada para algo mucho más profundo y grave. Lo que realmente estamos viviendo es una lucha ideológica. Todas las medidas que se están tomando en Europa tienen, o así lo creo yo, una motivación ideológica. Su finalidad no es otra que desmantelar el Estado social para sustituirlo por un modelo neoliberal. Entre sus partidarios deberían estar los grandes empresarios y los partidos de derecha, liberales y conservadores. Digo deberían porque lamentablemente han logrado que asuman esta postura, o que se resignen a ella, muchas personas que deberían estar frontalmente en contra.

En el otro lado deberíamos estar los trabajadores por cuenta ajena o propia, los pequeños empresarios y comerciantes, los pensionistas, los partidos de izquierda, obviamente los sindicatos y los que creemos que el modelo social europeo no solo es viable, es infinitamente mejor que el neoliberal. Todos estos, la mayoría, deberíamos estar. Pero no todos estamos y, lo que es peor, estamos divididos. Por eso estamos perdiendo, y la derrota va a ser rotunda. Vamos a tardar mucho, pero que mucho tiempo en recuperar lo perdido, si es que lo recuperamos.

Todo esto es para decir que es importante, es extremadamente importante movilizarnos. Si los funcionarios que protestan ahora lo hubieran hecho hace un año tal vez, solo tal vez, no habrían perdido una paga. Si los millones de trabajadores desempleados acudieran a las manifestaciones tal vez, solo tal vez, no les recortarían ahora las prestaciones con un "que se jodan". Si protestasen los pequeños empresarios y comerciantes tal vez, solo tal vez, se reformaría el impuesto de sociedades en lugar de subir el IVA.

El día 19 hay convocadas nuevas manifestaciones. ¿Qué excusa vas a buscar ahora?

martes, 26 de junio de 2012

Eurovegas

Sheldon Adelson
Anda por nuestro país, según leo y veo en las noticias, el señor Sheldon Adelson, que dice querer instalar en España un gran centro de juego y ocio. Para ello plantea a nuestras autoridades una serie de exigencias. Pretende que se modifiquen las leyes laborales para hacerlas "más flexibles", la ley de extranjería para eliminar la exigencia de permisos de trabajo, la llamada ley antitabaco para que se pueda fumar en sus instalaciones. Exige también, según parece, que se permita la entrada en ellas a ludópatas e incluso a menores. Además incluye en sus exigencias una práctica exención de impuestos y de cuotas de seguridad social durante dos años, y ventajas fiscales durante diez. Desea también que se le cedan terrenos públicos y se expropien en su beneficio terrenos privados, reubicando de paso viviendas protegidas. La lista, que tomo del diario "El País", es larga y ni siquiera la recojo toda.

Afirma, eso sí, que creará no sé cuantos miles de puestos de trabajo.

La verdad es que a mí lo que pida el señor Adelson me trae totalmente sin cuidado. Contra el vicio de pedir, dicen, está la virtud de no dar. A mí lo que me subleva es que nuestros políticos en manada acudan a tenderle la alfombra de las grandes ocasiones, y que se planteen seriamente modificar leyes, conceder privilegios y desamparar a ciudadanos. Lo que que me subleva es que no haya alguno que ponga a este hombre en su lugar.

Uno solo que le diga métete donde te quepan tus miles de puestos de esclavo.

Lo que vengo esperando desde que comenzó esta opereta de mal gusto es que haya un político, uno solo, no pido más, que recuerde siquiera por un instante el significado de la palabra dignidad.

domingo, 24 de junio de 2012

Abrir procesos constituyentes

Ultimamente me ocupo mucho de la economía y muy poco de la política, lo que probablemente sea un error. La economía, como toda ciencia social, debe estar supeditada a los intereses de las personas y por lo tanto a la política, que a su vez debe ser la expresión libre de la voluntad de los ciudadanos. Los problemas que atraviesan España y Europa no son solo económicos, son también y sobre todo problemas políticos. Creo que a estas alturas todo el mundo puede ver que la política está subordinada a intereses económicos minoritarios, y eso tiene que cambiar. Deberíamos abrir dos procesos constituyentes, uno europeo y otro español.

Aclaro que cuando hablo de abrir procesos constituyentes no me refiero a ponerlo todo patas arriba y partir de cero. Un proceso constituyente puede iniciarse para dotarse de una constitución "ex novo", lo que sería el caso de Europa, o cuando se trata de hacer reformas sustanciales en una constitución ya vigente, lo que sería el caso de España. Realmente tendría que hablar de tres procesos porque habría que añadir el nivel global, pero hay que ser realistas y hablar hoy por hoy de una constitución mundial suena más a broma que a propuesta seria.

En lo que se refiere a la Unión Europea, viene funcionando más o menos como una confederación. Mi modesta opinión es que debemos emprender el camino hacia una federación, y que debemos hacerlo dotándonos de una constitución; pero una de verdad, y no un intento de codificar y consagrar las instituciones ya existentes como el que tuvimos hace unos años. Además de ir hacia la federación debemos, en paralelo, democratizarla reformando profundamente las instituciones. Aunque habría mucho que decir y debatir al respecto, vayan unas ideas a título de mero apunte. Una federación democrática no puede seguir basándose en un poder excesivo de la Comisión, cuyos miembros son designados por los Estados y no elegidos por los ciudadanos. La función legislativa debería recaer primordialmente en el Parlamento, revisando las funciones de la Comisión para aproximarlas a lo que es habitual en un Senado. Eso haría necesario dotarnos de una institución separada que asuma el poder ejecutivo que, cualquiera que sea su forma, debería basarse en la elección directa por los ciudadanos. Tampoco podemos permitirnos continuar con un sistema en el que un Estado, por importante que sea, tenga la capacidad de bloquear por sí solo todas las inciativas en función de sus propios intereses. Lograr un equilibrio entre los intereses de la Unión y los de cada estado es una cuestión delicada pero es ahí, precisamente, donde debería jugar un papel la Comisión.

El el caso de España me parece imprescincible abrir también un proceso constituyente, pero en este caso de reforma. Supongo que serán muchos los que piensen, y no sin razón, que la primera cuestión seria decidir la forma del Estado: monarquía o república. Sin embargo yo, aunque republicano por principio, no entraré en ese debate por no parecerme el fundamental. Tampoco entro, por ahora, en el debate sobre la organización territorial. El actual sistema autonómico tiene sus deficiencias, pero creo que no es el sistema en sí lo que se debe resvisar, sino la definición de competencias, las garantías de la cohesión interterritorial y, como en el caso de Europa, la integración de los intereses nacionales y regionales.

Asumiendo pues que se mantengan la monarquía y el sistema autonómico con los necesarios retoques en los títulos correspondientes, los objetivos son dos: una separación de poderes efectiva que hoy deja mucho que desear, y que las instituciones sean verdadera representación del pueblo y respondan fielmente a su voluntad. Sin esas dos condiciones no existe una democracia digna de tal nombre. Veamos en primer lugar cuál es, a mi juicio, el problema.

Actualmente elegimos a los miembros del poder legislativo y éste nombra al Presidente del Gobierno (que a su vez nombra a los ministros) y a los miembros del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional. Por si fuera poco, un sistema electoral diseñado para favorecer las mayorías hace que, además de falsear claramente la representatividad de las cámaras, los dos partidos mayoritarios controlen de facto los tres poderes. Añadamos que la exigencia consitucional de funcionamiento democrático interno de los partidos se cumple más bien poco, y a grandes pinceladas tendremos un cuadro de la escasa calidad de nuestra democracia.

Por tanto lo primero que hay que cambiar es el sistema electoral. Yo soy partidario de la circunscripción electoral única y las listas abiertas, y de concretar constitucionalmente la exigencia de democracia interna de los partidos en elecciones por sufragio interno de los cargos y de los candidatos a las elecciones, además de medidas más o menos secundarias cuya regulación quizá no deba corresponder a la Constitución, como la financiación de los partidos y el acceso a los medios de comunicación públicos. Hace un año escribí sobre estas cuestiones en las entradas Reflexiones sobre la democracia y Más reflexiones sobre la democracia. No ha variado desde entonces mi opinión, y a ellas me remito si os interesa conocer un poco más extensamente lo que pienso al respecto.

En cuanto a la separación de poderes, me parece obvio que hay que cambiar el sistema de elección tanto de los miembros del CGPJ como del Tribunal Constitucional. El nuevo sistema de elección podría articularse de muchas maneras, pero no me parece la menos mala que sean elegidos mediante sufragio directo y secreto por los propios jueces y magistrados, a los que se podría tal vez añadir a los abogados en ejercicio y catedráticos de Derecho. Claro está que otra opción es el sufragio universal, pero yo creo más acertada la primera. También sobre esto escribí el año pasado en Independencia judicial, y tampoco en esto ha variado mi opinión.

Queda, para terminar, la más complicada separación entre los poderes legislativo y ejecutivo. No se me ocurre al respecto nada mejor que separar la elección de ambos. Pasar de una elección indirecta del Presidente del Gobierno a una directa o, lo que es lo mismo, establecer las elecciones presidenciales por sufragio universal. En ese caso deberían celebrarse de forma separada en el tiempo con las legislativas, por ejemplo cada cuatro años ambas, pero mediando dos entre unas y otras.

Naturalmente todo esto no son más que mis opiniones personales, mis preferencias. Lo verdaderamente importante tal como yo lo veo no es que las reformas vayan en esta o en otra dirección, sino que respondan a la voluntad de los ciudadanos. Por eso los procesos constituyentes, si no queremos que acaben en una componenda entre políticos, deben comenzar con un debate público serio, amplio y abierto, como única forma de conocer el sentir de los ciudadanos. Si ese debate no lo inician quienes deberían hacerlo (y no lo harán) tenemos que iniciarlo nosotros. Esta entrada no es más que mi humilde contribución, por supuesto abierta a toda crítica.

lunes, 18 de junio de 2012

¿Paradojas de la economía?

Pasaron las elecciones griegas y ganaron los que tenían que ganar. Es curioso el miedo que había a un triunfo de Syriza, y aún más que, habiendo manifestado este partido su voluntad de permanecer en la Unión Europea y en el Euro,  muchos periódicos abran con titulares como "ganan los proeuro" o "ganan los europeístas". En realidad es mucho más exacto el titular, que también he visto, "ganan los partidos favorables al rescate", al que para completar el cuadro deberíamos añadir que pierden los favorables a las reformas.

Digo que es llamativo tanto miedo a Syriza, y que los griegos hayan decidido volver a elegir a los mismos que les han llevado a donde están. Lo que si no fuera trágico resultaría cómico son las advertencias, por no llamarlas amenazas, de los peligros de salirse del camino marcado como si no fuera evidente que ese camino lleva al desastre. Es como ver a alguien caminando por la vía del tren y decirle: "no te salgas de la vía, no sea que te atropelle un coche".

A lo que iba. Pasaron las elecciones griegas, ganaron los que tenían que ganar, y la prima de riesgo española no se relajó (curiosa palabra) sino que subió. No puedo decir que me sorprenda puesto que poca o ninguna relación había entre ambos hechos. Lo sorprendente para mí es que alguien se creyera de verdad que iba a bajar fuera cual fuera el resultado en Grecia. No voy a insistir otra vez en las razones para que nuestra prima suba o baje. Solo quiero dejar un pequeño apunte al hilo del tema.

Si hemos de creer a nuestros gobernantes, los problemas de España se deben a que nos endeudamos en exceso o, como dice don Mariano, que gastamos lo que no teníamos fianciándolo a crédito y contranyendo unas deudas que ahora no podemos pagar. Por otra parte, y siempre según nuestros benditos gobernantes, una prima de riesgo tan alta es un problema porque no podemos financiarnos en los mercados, lo que nos pone en la tesitura de ser rescatados (otra curiosa palabra). ¿Me seguís? Lo resumo en dos premisas.
  1. Tenemos un problema porque nos hemos endeudado en exceso
  2. Tenemos un problema porque no podemos endeudarnos más
Aquí lo dejo, por si queréis meditarlo un rato.

viernes, 15 de junio de 2012

Que alguien me lo explique

Que alguien me lo explique, por favor. No es ninguna figura retórica, realmente me gustaría que alguien me explicase esto del rescate porque, si antes creía estar entendiendo de la misa la mitad, ahora tengo que decir que no lo entiendo en absoluto. No hay que descartar que yo sea muy cenutrio, pero la información que nos facilita nuestro Gobierno, si es que se le puede llamar información, me parece contradictoria. Tampoco eso se puede descartar, pero me parece más bien que algo se me escapa.

Por una parte, nos están diciendo que el dinero del rescate es para recapitalzar las entidades financieras. Entiendo, por tanto, que están descapitalizadas debido a la pérdida de valor de sus activos y lo que se va a hacer es utilizar esos fondos para aportar capital, pasando el Estado a ser accionista. Hasta aquí vamos bien, y hasta me parece positivo si el Estado, como tal accionista, pasa a tomar el control de las entidades recapitalizadas. Claro que transformamos deuda privada en pública, pero creo que salimos ganando al poner las bases de algo parecido a una banca pública.

El problema me surge cuando, por otra parte, nos dicen que las entidades tendrán que devolver ese dinero con los correspondientes intereses. Aquí es donde me empiezo a perder, porque entonces es un crédito y no una aportación de capital. Y eso no lo acabo de entender, porque si el problema es que no pueden hacer frente a su deuda, endeudarlas aún más no lo va a solucionar, digo yo. Todo lo más prolongamos los plazos y su agonía y, en el peor de los casos, igualmente transformamos deuda privada en pública.

Pero lo que realmente no entiendo es que se nos diga que van a ser las dos cosas. Lo siento, seguro que realmente es que soy un cenutrio, pero no me parecen posibles ambas cosas a la vez. O chicha o limoná, como dicen los andaluces. Por eso me gustaría, de verdad, que alguien que entienda de esto me lo explique. Porque me temo que va a ser limoná, y que los limones exprimidos vamos a ser nosotros.

jueves, 14 de junio de 2012

El riesgo, su prima y el monstruo de los mercados

Otra vez pendientes, un día sí y otro también, de la prima de riesgo. Otra vez con la estupidez de que si sobrepasa los equiscientos puntos nos tendrán que intervenir. Otra vez con que está en los mismos niveles que tenían Grecia, Irlanda y Portugal cuando fueron "rescatados". Y otra vez olvidando que la prima de riesgo no es una medida absoluta, sino un diferencial. No es más que la diferencia entre el tipo de interés al que tenemos que emitir deuda pública y el tipo de interés al que lo hace Alemania. Es una tontería decir que España tiene dificultades para financiarse porque suba la prima de riesgo, las tiene porque sube el tipo de interés. Ya hace seis meses escribí sobre ello en la entrada Primas de riesgo y rescates, y a ella me remito. Veamos cuáles son los datos a día de hoy.

Según las noticias de la noche, que acabo de ver, hemos cerrado el día con la prima de riesgo en 543 puntos, y con un tipo de interés del 6,92%. Eso significa que Alemania está emitiendo su deuda al 1,49%. Cuando Grecia, Italia y Portugal fueron embargadas, su prima de riesgo también estaba en esos niveles, pero sus tipos de interés estaban, en los tres casos, por encima del 8,7%. La diferencia estriba en que entonces Alemania pagaba un tipo más alto. Eso no quiere decir que España no tenga realmente dificultades para colocar su deuda, pero no está en el nivel en que estaban esos tres países. Estamos casi dos puntos por debajo, y si el interés del bono Alemán hubiera estado entonces como hoy, la prima de riesgo de esos países no habría estado en quinientos, sino por encima de setecientos puntos. Lo que deja bastante claro, creo yo, que la prima de riesgo no sirve en absoluto como criterio para decir cuándo un país debe ser rescatado o no.

Y a pesar de eso tanto nuestro Gobierno como la troika vuelven con la letanía de las medidas para ganar la confianza de los mercados. Yo me niego a creer que sean tan estúpidos como para no haberse dado cuenta ya de que la supuesta desconfianza de los especuladores es interesada, y si aún así continúan con esa cantinela solo puede ser por motivos ideológicos. De las medidas con las que se supone que van a tranquilizar a los especuladores no merece la pena ni hablar. Hay que ser ciego para no ver que han fracasado en todas partes. El que no sea ciego solo tiene que mirar a Grecia, empobrecida, humillada y en vísperas de unas elecciones que tienen a Europa entera temblando de miedo. ¡Menudo éxito! Y ante tal evidencia nuestros ínclitos gobernantes concluyen que hay que hacer lo mismo en todas partes.

A "los mercados", lo digo una vez más, no hay que tranquilizarlos, sino regularlos de una vez. Me resulta increíble que aún no se hayan prohibido las operaciones al descubierto, o que no se haya dado ni un solo paso para establecer una tasa sobre las transacciones financieras. Me resulta increíble que no se haya tomado ninguna medida seria para combatir el fraude fiscal, ni se haya hecho ninguna reforma del Impuesto de Sociedades ni de los tramos altos del IRPF, salvo para la galería. Medidas éstas que sí contribuirían, y mucho, a solucionar nuestros problemas de fnanciación, deuda y déficit. Increíble también que aún no se hayan revisado ni siquiera mínimamente las funciones del Banco Central Europeo. Y no me digan, por favor, que no puede hacerse porque hay que reformar los tratados. ¡Si hasta Moisés rompió las tablas de la Ley! Será que la ley sagrada es la de la señora Merkel, porque no encuentro otra explicación.

En opinión de este humilde opinante, mientras no tomemos esas medidas u otras en el mismo sentido, mientras nos sigamos creyendo que la austeridad y los recortes van a calmar a los buitres, no haremos más que alimentar al monstruo que nos va a devorar a todos.

domingo, 10 de junio de 2012

Rescatados

Se despejan por fin parte de las dudas: habrá rescate. O apoyo financiero, préstamo o como lo quiera llamar Don Luis de Guindos.La verdad es que me importa un bledo como lo llame, al igual que me importaba un bledo, hace cinco años, si el entonces Presidente del Gobierno decía o no decía la palabra crisis. Lo que quería entonces era que se empezaran a tomar medidas, y lo que quiero ahora es que se conteste a algunas preguntas y, sobre todo, que se diga la verdad. Preferiría que lo hiciese Don Mariano Rajoy, ya que prometió que siempre daría la cara y diría la verdad, pero como entiendo que un partido de fútbol es más importante, me conformo con el señor Ministro.

Hay en esto del rescate algunas cuestiones que me gustaría saber cuanto antes. Los cien mil millones son un máximo, pero todavía no sabemos cuánto de ese límite se va a materializar. Me parece razonable, desde luego, que se espere a los informes de las auditorías que se han contratado, pero no más.

Una segunda cuestión es quién decidirá qué entidades necesitan ser recapitalizadas y en qué cuantía. A mí no me ha quedado demasiado claro, por lo que he leído, si serán las autoridades españolas o las europeas. Supongo que no tiene más importancia que el orgullo nacional, pero me gustaría que se aclarase.

Otra cuestión, esta muy importante, es el tipo de interés que se pagará por esa ayuda. No es en absoluto lo mismo un tipo del 1% como se ha aplicado en otras inyecciones de fondos a la banca, que tipos de hasta el 5% o el 6% que se les han aplicado a otros países rescatados. La diferencia es enorme. Si finalmente el crédito es de 40.000 millones, como estiman algunos, y al 1%, los intereses son 400 millones y le daré la razón al señor de Guindos en que es manejable. Si se hace uso de la totalidad del máximo y al 5% son 5000 millones, y eso ya no es tan manejable.

Pero además de que se informe de esos puntos, quiero que se diga la verdad y muy clarita. Porque no me parece de recibo que el señor Ministro diga alegremente que esto no afectará a los ciudadanos. No sirve decir que es un préstamo a la banca y solo se ponen condiciones a los bancos, porque no es verdad. El préstamo es al FROB, y por lo tanto al Estado. Será deuda pública de la que responde el Estado y por tanto los ciudadanos, y los intereses incrementarán el déficit público que tanto preocupa a la troika y a nuestro Gobierno. Tampoco es verdad que no se impongan condicionantes a la política económica y financiera española. El comunicado del Eurogrupo lo deja bien claro, una y otra serán vigiladas estrechamente para garantizar el cumplimiento de los objetivos.

Ahora bien, es una opinión personal pero yo nunca he creído que se pudieran cumplir los objetivos del 5,8% de déficit para este año y del 3% para el próximo, y los nuevos intereses lo pondrán aún más difícil. Luego habrá nuevas medidas, y los mismos socios que generosamente nos apoyan han apuntado ya en qué dirección. Mucho me temo que de la subida del IVA no nos libra ni la Virgen del Rocío, y posiblemente tampoco de nuevos recortes tanto en el número como en las retribuciones de los empleados públicos. Las prestaciones por desempleo también parecen estar en el punto de mira de la troika. Confío en que al menos se libren las pensiones, pero no tengo muchas esperanzas.

Estas son, más o menos y a grandes rasgos, las medidas que se impusieron a otras naciones rescatadas, particularmente a Grecia. Y no se me diga que el caso español no es como el griego, porque el resultado sería el mismo. Incremento de precios y reducción de retribuciones significa contracción de la demanda, recesión, descenso de la recaudación fiscal y más déficit.

Todo esto, claro está, a menos que tenga razón el señor Ministro y los bancos devuelvan puntual y religiosamente hasta el último céntimo. Pero yo me pregunto, y no es retórica ¿si están hasta el cuello como lo van a devolver? Y no me tranquilizan las palabras, que seguro que todos tenemos en mente, de don José Ignacio Goirigolzarri, textualmente: "Es capital y no hay que hablar de devolver nada". Mal empezamos, porque en realidad tiene razón, si esos fondos son en forma de capital, no se devolverán. En ese caso, y este es el único aspecto positivo que veo a este asunto, estaríamos ante una ocasión de oro de constituir de una vez por todas una banca pública. Pero mucho me temo que no se hará, y que al final pagaremos los platos rotos los de siempre: tú y yo.

Para terminar, a esta situación no se ha llegado por accidente, se ha llegado porque los mecanismos que deberían haberlo evitado no existían o no funcionaron. Se ha llegado por la falta de regulación finaciera, la codicia de una minoría, y la incompetencia (quiero creer que fue incompetencia) de los que hace cuatro días decían que nuestro sistema financiero era la rehostia y nuestros supervisores los mejores del mundo. En otras palabras, hay muchos errores que corregir y culpables que deben rendir cuentas. Ya que no podemos evitar el rescate, que los rescatados sean los ciudadanos honrados y no los que se han enriquecido riéndose en nuestras barbas.

martes, 5 de junio de 2012

Jugadores de ajedrez

Pausa en mi temática habitual y en mi no menos habitual pesimismo, y tiempo para el juego y la anécdota intrascendente. Me apetece. Siempre es bueno olvidarse por un rato de la realidad, y siempre hay cosas que te la hagan olvidar. En mi caso, por ejemplo, los críos, la música y, naturalmente, una buena partida de ajedrez.

Aunque este juego me ha gustado desde que aprendí las reglas siendo niño, no puedo decir que sea un buen jugador, porque no tengo tanta afición como para profundizar en su estudio. Claro que tampoco puedo decir que sea un mal jugador. Todo depende del nivel que consideremos, y mi nivel es el de partidas entre amigos. De éstas he jugado cientos, contra un buen puñado de rivales diferentes. Y ese es mi tema de hoy, los rivales, o algunos de ellos, que jalonan mi historia de ajedrecista de tres al cuarto.

Si dejamos aparte a la familia, mis primeros rivales fueron los compañeros del colegio y el instituto. En el colegio yo era un jugador francamente malo pero, las cosas como son, la mayoría de mis compañeros jugaban aún peor, por lo que solía ganar y me creía bueno. Hasta que jugué unas partidas con el bedel y las perdí estrepitosamente. Quedaron patentes todas mis lagunas, que más bien eran océanos. Un juego desequilibrado, muy agresivo y nada defensivo, escasa valoración del material, mal manejo de los caballos, y no digamos de los peones...

Llegado a los últimos cursos del instituto topé con el que con seguridad ha sido mi rival más duro, un compañero de nombre Emilio y de mal nombre "El Listillo". Por el mote se comprenderá que no gozaba de excesivas simpatías entre los compañeros. Tal vez por eso solía buscarme a mí para jugar al ajedrez, o tal vez porque le oponía alguna resistencia. No mucha, porque lo cierto es que, aunque debimos de jugar no menos de veinte partidas, solamente le gané una vez. De él aprendí a plantear un poco mejor mis aperturas, la importancia del enroque y a no dejarme atrapar el alfil en b3. Esto último después de haberlo perdido tontamente un buen puñado de veces.

Un par de años más tarde conocí a Máximo, el rival con el que más disfruté jugando seguramente por la notable igualdad que había entre ambos. De hecho, hasta puedo cuantificar esa igualdad porque fue el único rival con el que he llevado la cuenta de partidas ganadas y perdidas. El caso fue que alguien le dijo, antes de conocernos, que yo era un buen jugador y el mismo día que algún amigo común nos presentó me invitó a jugar una partida. Le gané, me pidió la revancha y volví a ganar, y todavía jugamos una tercera partida que perdí. Al día siguiente me buscó y volvimos a jugar. Perdí la primera partida, gané la segunda y perdí la tercera.  En ese momento me dijo: "tres tres". Admito que por un instante no supe de qué narices me hablaba, y ante mi evidente desconcierto aclaró que se refería al tanteo, tres partidas ganadas cada uno. Fue ese comentario trivial el que hizo que empezase a llevar la cuenta. A lo largo de seis o siete meses jugamos cincuenta y dos partidas, con un resultado final de veintisiete a veinticinco a favor de Máximo. No sabría decir nada concreto que aprendiese de él, aparte del mate de Legal, pero estoy convencido de que mi juego mejoró notablemente en esas partidas.

Pasó después un tiempo en que jugaba poco y sin ningún rival más o menos habitual, hasta que hice un curso de informática hacia el año 2002. Tres o cuatro de los estudiantes pasábamos los ratos libres jugando partidas de ajedrez a través de la red. Entre ellos Julián, que jugaba mejor que yo, aunque diría que no mucho mejor. Recuerdo un par de partidas en concreto jugadas con él. En una que jugué con negras, tras los más que típicos movimientos 1. e4, e5, Julián continuó con 2. Dh5. Una apertura muy poco usual que en realidad no es muy buena, pero que me pilló descolocado. Respondí g6, y si sabéis algo de ajedrez os daréis cuenta de inmediato de que eso es un error monumental. Confieso que tan estrepitosa derrota hizo que, una vez en casa, cogiese los trebejos y analizase las posibles variantes. Para mi sorpresa, al día siguiente Julián intentó de nuevo la misma apertura. Ni que decir tiene que esta vez la estrepitosa derrota fue suya. Y es que una jugada atípica puede sorprender la primera vez, pero no es buena idea volverlo a intentar con el mismo oponente.

Terminado aquel curso volvió a decaer mi actividad ajedrecística. Al menos con rivales humanos, porque de tanto en tanto juego una o dos partidas en el ordenador. En realidad apenas juego, salvo alguna partida ocasional con mi sobrino. Empecé a enseñarle de niño, y ahora tengo la satisfacción de que me ponga una resistencia seria y empiece a ganarme partidas.

En fin, espero que esta modesta entrada sirva para distraeros un rato de la realidad cotidiana, pues ese es su único propósito. Como decían Tip y Coll, la próxima semana hablaremos del Gobierno.

lunes, 28 de mayo de 2012

Podemos estar tranquilos

Pues sí, amigos. La verdad es que estoy un tanto cansado de hacer tantos comentarios negativos, así que hoy he decidido ver las cosas en positivo. Y al fin me he dado cuenta, tonto de mí, de que en realidad no hay ningún motivo de preocupación.

Seguro que os habéis dado cuenta de que nuestros políticos dicen constantemente que no hay alternativa. De hecho lo dicen cada vez que aprueban un nuevo recorte presupuestario, inyectan dinero a la banca o reforman alguna ley para quitarnos derechos. Invariablemente lo justifican diciendo que no hay alternativa o, para no repetirse demasiado, que no hay plan B. Es decir, que no tienen diseñado ningún otro plan para el caso de que sus políticas fracasen o sus previsiones no se cumplan.

Parecería motivo de preocupación, pero qué va. Pensemos con lógica. No es posible creer que el Presidente del Gobierno, trece ministros y más de ciento ochenta diputados sean todos unos insensatos o unos incompetentes. Luego están absolutamente seguros de que sus políticas no van a fracasar y todas sus previsiones se van a cumplir.

Tranquiliza, ¿a que sí?